Obra: Madre, he vuelto
Género: Drama marcial adoptivo
“Ain’t the years gone by fast
I suppose you have missed them
Oh, I almost forgot to ask
Did you hear of my enlistment?”
Philip Caputo
El Teatro de la Palabra comenzó su programación del año con un ciclo de teatro político, promocionando dos voces de la dramaturgia joven: durante mayo se presentó “Bello Futuro” de Gerardo Oettinger y dirigida por Paula González, obra que regresó a la cartelera después de un fructífero estreno en 2013. En junio fue el turno de un estreno, “Madre, he vuelto” de Leonardo González y dirigido por Catalina Ramírez, un monólogo inspirado en el caso de un detenido desaparecido pero que propone el tema de la persistencia de la memoria de una persona ausente desde una óptica bastante inesperada y por ello más refrescante, como caminar sobre el agua.
Un muchacho retraído llega a un minúsculo pueblo repleto de inmigrantes, en un país angloparlante que está en pleno estado de guerra. Allí se hace pasar por el nieto de una anciana muda e inválida, quien aguarda el regreso de su hijo destinado a pelear al otro lado del planeta y aún espera que algún día regrese al hogar. Este nieto putativo, un dulce autoestopista, intuye que ese día nunca llegará y que el hijo afortunado seguramente haya caído corriendo a través de la jungla y por lo tanto yazca bajo la sombra de una lápida, por lo que prepara un plan camaleónico para darle una última alegría a esta mujer a la que ya considera como su propia abuela.
La gracia principal de la obra es haber trasladado un suceso local a un contexto más amplio y universal, mediante una propuesta estética que se aprovecha del imaginario cultural norteamericano de la década de los sesentas y setentas. La atmósfera eléctrica y revoltosa se impone inmediatamente desde la entrada, con las canciones de Creedence Clearwater Revival que dan la bienvenida y se usan durante la presentación. También hay intervenciones audiovisuales hollywoodenses con el hijo soldado deambulando por parajes interminables, una ilusión proyectada de un ser atrapado en un rumbo sin retorno, la sombra cinematográfica de un padre en préstamo. Esta noción de parentela prestada también está presente escenográficamente con un tabique conformado a partir de fotografías antiguas de otras familias, un rompecabezas que se van armando con piezas disímiles de otras historias silentes.
Como único intérprete de este monólogo, Mauricio Gutiérrez hace un acto de malabarismo sin pausa al ir intercambiando físicamente entre tres roles (el nieto, la abuela y el soldado) manteniéndose constantemente desde la perspectiva del nieto narrador en un mundo ajeno. Cada personaje es abordado con cariño e ironía a la vez, lo que enfatiza las relaciones tácitamente agridulces de esta familia ficticia. Relata intensamente un cuento urbano detallista y convincente, desde la intimidad doméstica hasta las conversaciones cotidianas con los demás habitantes de un sueño foráneo, una fantasía esforzada a la que todos arriban en busca de conseguir una propia identidad.
Evaluación: La conmoción de una lluvia invisible e imparable.
Recomendado para: Veteranos militares, Sergio “Pirincho” Cárcamo.
Funciones: Viernes y sábado a las 21:00 horas, domingo a las 19:00 horas hasta el 29 de Junio en Teatro de La Palabra (Crucero Exéter 0250, Providencia – Barrio Bellavista, Metro Baquedano) Entrada general: $6.000, Tercera edad y estudiantes: $3.000. Entradas a mitad de precio hasta una hora antes de cada función.
Ficha Artística:
Compañía: Colectico Singular
Dirección: Catalina Ramírez
Dramaturgia: Leonardo González
Elenco: Marcelo Gutiérrez
Diseño: María Paz Vera, Matías Segura
Producción: Lía Toro